El lunes 9 de enero fue la última vez que la Panadería Abelleira vendería sus empanadas, panes de leña o bollería. Tras 142 años abierta se apagan los hornos y se cierran las puertas de un negocio centenario y de los más antiguos en la ciudad pontevedresa.
Decir adiós siempre nunca ha sido fácil, más aún después de una vida dedicada a este local, “fue un día tristísimo, los clientes venían a despedirse de mis padres, fue una mañana de lágrimas y muchos abrazos en la que querían darle las gracias”, explica Filo, la hija de uno de los propietarios.
Desde su fundación en el año 1880, esta panadería ha sido un rincón muy frecuentado por los vecinos de Pontevedra antes de comer, para comprar el pan o llevarse algún postre. Situada primero en los arcos de San Bartolomé y después el callejón Don Gonzalo.
Sentencia sobre explotación laboral
El día de Reyes había colas para coger una de sus especialidades, el roscón, además de ser el último que fabricarían después de tantos años. Aunque nadie duda de su popularidad, han sufrido varios altibajos en los últimos años, como una sentencia contra los derechos de los trabajadores y otra por fraude.
A pesar de ello, muchos vecinos han querido acercarse para decir su último adiós a un sitio que ha pasado de generación en generación. “Para nosotros ha sido un placer gozar de esa confianza y que nos permitieran servirle el pan cada día. Estaremos enormemente agradecidos por el apoyo”, recogía un cartel en la puerta el día de su cierre.
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